Eran las 4 de la mañana de un jueves, Alex se
levanto gritando y su corazón latía dan acelerado, todo lo que había soñado
simplemente había sido una terrible pesadilla.
Alex afortunadamente no se quito la vida, si,
divago por las calles, pero entiendo que así era su destino, acepto que por más
problemas que tuviera no era la solución, que era suicidarse o elegir otro
camino.
Así que decidió vivir, sin importar cual doloroso
sea el rechazo de su madre, esperando que algún día se arrepintiera de todo lo
que dijo, porque las palabras dichas dolieron y llegaron hasta el tuétano de
sus propios huesos.
Después de eso pasaron dos años, los cuales no
hubo ni un cambio, su madre se volvió alcohólica, y la situación en su casa
seguía igual; su padre nunca volvió, decían que se había casado, que había
muerto en un tiroteo, Alex ya no le toma importancia ha alguien que la abandono
sin remordimiento de conciencia.
Alex no tuvo su fiesta de quince años, ese día ni
pastel hubo; ella decidió trabajar, su
mama ya no lo podía hacer, se había hundido en aquel vicio que estaba acabando
con su vida y no se dejaba ayudar. Aquella adolescente se estaba convirtiendo en
una mujer, lo golpes de la vida la hacían madurar deprisa. Es entonces que ella
decidió perseguir un sueño es de ser pintora, desde pequeña demostró sus dotes,
pero no lo daba a conocer.