lunes, 3 de diciembre de 2012

CAPITULO 4 Aceptar el destino y vivir lo que nunca se ha vivido...



Eran las 4 de la mañana de un jueves, Alex se levanto gritando y su corazón latía dan acelerado, todo lo que había soñado simplemente había sido una terrible pesadilla.

Alex afortunadamente no se quito la vida, si, divago por las calles, pero entiendo que así era su destino, acepto que por más problemas que tuviera no era la solución, que era suicidarse o elegir otro camino.

Así que decidió vivir, sin importar cual doloroso sea el rechazo de su madre, esperando que algún día se arrepintiera de todo lo que dijo, porque las palabras dichas dolieron y llegaron hasta el tuétano de sus propios huesos.
Después de eso pasaron dos años, los cuales no hubo ni un cambio, su madre se volvió alcohólica, y la situación en su casa seguía igual; su padre nunca volvió, decían que se había casado, que había muerto en un tiroteo, Alex ya no le toma importancia ha alguien que la abandono sin remordimiento de conciencia.

Alex no tuvo su fiesta de quince años, ese día ni pastel hubo;  ella decidió trabajar, su mama ya no lo podía hacer, se había hundido en aquel vicio que estaba acabando con su vida y no se dejaba ayudar. Aquella adolescente se estaba convirtiendo en una mujer, lo golpes de la vida la hacían madurar deprisa. Es entonces que ella decidió perseguir un sueño es de ser pintora, desde pequeña demostró sus dotes, pero no lo daba a conocer.